Sobre Gregorio Samsa.
Por:
Luis Camilo Dorado Ramírez
Introducción:
Para la
ubicación espacio-temporal de la metamorfosis de Franz Kafka y para evidenciar
algunos rasgos conocidos dentro de su biografía, acudo a un recurso literario
donde, por medio de la ficción, presento a Franz Kafka personificado por uno de
los personajes más distinguidos dentro de su literatura: “Gregorio Samsa”.
Este
recurso literario me parece el más apropiado para abordar a Kafka, ya que sus
obras por lo general están marcadas por su carácter autobiográfico.
Dentro
del texto hago mención del tiempo en que fue concebida la obra en mención: la
primera guerra mundial que tuvo origen el 1914 y que finalizo en 1918, (la metamorfosis fue escrita en 1916),
menciono el conflicto que sucedía entonces, siendo Praga la residencia de Kafka
en ese entonces, sus raíces judías, la muerte de sus hermanos, algunas de sus
características físicas y principalmente la crisis existencial que le aquejaba
tan profundamente y que presento a través de Gregorio Samsa, protagonista de la
metamorfosis.
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Ya eran
las seis, cuando Gregorio Samsa, habiendo ultimado los detalles del último
marco que había tallado, lo dispuso en su habitación, por encima de la mesa
donde un muestrario de paños esperaba a ser empacado para el viaje del día
siguiente. Al salir de su habitación, se dirigió a la cocina, donde empezó a
hojear el periódico revisando el horario de los trenes; Cuando su mama término
de lavar los platos, le hablo de su viaje y luego de despedirse, volvió a su
cuarto donde había estado toda la tarde, cerró con llave la puerta de madera,
dejo listo el despertador sobre el armario y se acostó tratando de conciliar el
sueño…
Alemania
había invadido a Bélgica y la guerra que se pensó, seria de corta duración, se
había convertido en el conflicto bélico mas grande en la historia, donde se
derrumbarían los imperios más importantes de Europa; las marcadas diferencias
entre naciones, generó en los ciudadanos un nacionalismo igual de ardiente que
la misma guerra. La familia Samsa, no podía tomar parte de ningún bando, no
eran ni alemanes ni checos, a pesar de eso, eran vistos con desprecio, ya que
eran evidentes sus raíces judaicas, por más que se hubieran esforzado en
ocultarlas.
Gregorio
había adquirido con los años una imborrable tristeza que había aprendido a
maquillar con su sonrisa, a los 7 años había perdido a dos hermanos cuando
apenas tenían algunos meses de nacidos, y ese golpe lo atormentaría por el
resto de su vida. Había logrado cursar una carrera de derecho, pero Gregorio
no encontraba satisfacción en sí mismo, ni en lo que hacía, el mundo que
conocía era para el como un imperio de ceniza donde el viento soplaba
amenazante, incluso, en su habitación, donde se recluía, no encontraba ya el
deleite que le proporcionaban las sombras, también desesperaba cuando al
recurrir a su ventana en busca de alguna ilusión que lo motivara a vivir, no
encontraba nada que quisiera ofrecerle
algún consuelo, la niebla reinaba y apenas deja adivinar algunas formas en el
horizonte donde todo el paisaje era una sola sombra larga e incierta, el velo
de la realidad que ocultaba las muertes que sucedían apenas a unos kilómetros
de su cuarto. Pero más que la guerra lo que más atormentaba a Gregorio era la
guerra que se acrecentaba en su propio corazón y que no podía detener, sino
solamente describir por medio de los escritos que le gustaba realizar en sus
viajes y a los cuales se aferraba cada vez con mayor fuerza.
La
debilidad de Gregorio, no era solo anímica, su cuerpo escuálido y débil, lo
hacía propenso a las enfermedades, pero aun así, estas no se comparaban con su ánimo
abatido, a veces presentía desastres inminentes para él y su familia que
retrataba de forma inconsciente en las páginas que escribía en los vagones, el
sabia además, que no había solución, por
lo menos humana.
A
Gregorio lo molestaba la prisa de los días, y por eso no lograba conciliar el
sueño aquella noche, se sentía demasiado lento para llevarle el ritmo a los
tiempos, su padre se afanaba continuamente por él y se frustraba al ver que su
hijo no había heredado su misma voluntad,
pero él no podía fingir, mas haya de una débil sonrisa, estaba hastiado
del mundo, y más allá de la cortina de niebla permanente en su ventana no
parecía encontrar esperanza alguna, el único alivio suyo era escribir, sin
saber a dónde lo llevaran sus escritos, esa deriva, preocupaba a su familia,
pero no podía hacer otra cosa, no podía dejar de ser quien era para alcanzar
algunos florines de mas, el mundo le sofocaba, todo su entorno y aun su mismo
cuerpo, representaba para él una carga.
El incómodo
silencio dentro de su familia, despertaba en él, cuestionamientos que lo
llevaban a la depresión, por lo que prefería el encierro, donde muchas veces escribía
sobre si, se describía así mismo a través de sus personajes, describía su
angustia, recreado sus hábitos y manías, que le provocaban la inquietante
sensación de no poder ser quien su familia hubiera querido, y cada que recurría al cielo o la tierra
desde su ventana, los encontraba fusionados en el horizonte, como si no hubiera
nada más que esta realidad y quizás por eso tampoco en sus escritos se podía
entrever lo infinito.
Buscaba
ocultarse de todo y no podía hacerlo de otra manera sino cruzando el umbral de
la muerte, era la única manera en que pasaría desapercibido. Pues estaba
resignado ante su extraña condición, y solo podía prever algo de esperanza al
final.
Todos
estos pensamientos, que rondaban la mente de Gregorio, hicieron que durmiera
apenas unas pocas horas, por eso, cuando sonó el reloj desde su armario, y se
encontró convertido en un insecto, luego de entreabrir sus ojos, creyó que
estaba soñando y volvió a dormir esperando despertar con un sueño diferente,
ese día, después de 5 años, faltaría por primera vez a su trabajo.
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